El documento parte de un análisis del contexto, características y desafíos, del envejecimiento en Euskadi, que en 2060 se estima contará con una población octogenaria que supondrá el 15,6% de esta, al tiempo que se prevé un aumento en el número de personas centenarias.

Este sobre-envejecimiento de la población plantea retos derivados del aumento de las situaciones de dependencia entre la población mayor, de la necesidad de abordar transformaciones de equipamientos públicos, de servicios e infraestructuras, de mejorar la coordinación sociosanitaria en la atención primaria, de avanzar en fórmulas de capacitación de las y los profesionales de los cuidados, de abordar la sostenibilidad y equidad del modelo de cuidados, o de ampliar la responsabilidad y socialización de los cuidados a la dimensión socio-comunitaria, entre otras. Y el escenario comporta también transformaciones socio-culturales en la medida en que las nuevas generaciones de personas mayores desarrollan modelos de vida novedosos (envejecimiento activo, retraso en la edad de jubilación y alargamiento del ciclo laboral) y protagonizan cambios de costumbres (aprendizaje a lo largo de toda la vida) que suponen nuevos desafíos (en materia de convivencia ciudadana, emergencia de necesidades de atención y cuidados muy dispares, intergeneracionalidad, etc.).       

El análisis de las políticas sobre envejecimiento en el ámbito internacional, estatal y vasco pone de manifiesto el objetivo común de estas al buscar ser eje de la planificación en materia de envejecimiento, fundamentalmente en base a dos líneas principales de actuación; la orientada a la promoción del envejecimiento activo y saludable, y la enfocada al abordaje de la vulnerabilidad, los cuidados y la dependencia.