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Las personas necesitamos cuidados en mayor o menor medida a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, pareciera que no hiciera falta “aprender a cuidar”. Cuidar requiere escuchar los deseos de la persona cuidada. Pero a la vez hace necesario saber expresar y demandar asertivamente (es decir, con claridad y sin afectar a los derechos de los demás) lo que se quiere y puede hacer por parte de la persona cuidadora. Cuidar requiere de una capacitación, reconocimiento y validación de la persona a la que cuidamos para que la relación sea de la máxima calidad e igualdad. También se precisa que quienes cuidan sientan seguridad por tener la capacitación necesaria para cuidar, y sean reconocidas en el desempeño de esta función. Esta guía busca que cuidemos respetando y promoviendo los derechos de las personas cuidadas sin olvidar los derechos que tienen las personas cuidadoras.
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Esta estrategia establece un programa para mejorar la situación de las personas cuidadoras y las receptoras de los cuidados. Para ello, indica la importancia de que se impulse el acceso a servicios de atención de calidad, asequibles y accesibles, y al mismo tiempo, la mejora de las condiciones de trabajo y la conciliación de la vida laboral y familiar de las personas cuidadoras.

Ahora más que nunca tenemos el reto de reinventarnos y de revolucionar los servicios de atención a las personas mayores. Este informe aporta una visión de 360 grados de los diferentes ámbitos sobre los que debemos trabajar en el sector, compartiendo experiencias y ofreciendo soluciones prácticas, y no sólo teóricas, que tengan un impacto real en nuestro futuro más próximo.