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- Euskal Autonomia Erkidegoko Administrazioa Berdintasun, Justizia eta Gizarte Politiketako saila
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El trabajo de cuidados sostiene la vida y vertebra las sociedades, pero expresa y reproduce también la desigualdad. Desigualdad entre hombres y mujeres, pero también según el origen, ya que la mayoría de las personas que prestan cuidados son mujeres y no pocas, migrantes.
Esta desigualdad resulta también de la relación entre los apoyos que se precisan y reciben a lo largo de la vida. Las personas necesitamos apoyos de distinto tipo, intensidad y duración. Y es responsabilidad del sector público asegurar un acceso universal a los apoyos reconocidos como derechos para que todas las personas puedan desarrollar su proyecto de vida con autonomía.
El modelo de cuidados en Euskadi se encuentra en plena transformación. Venimos de un modelo que atribuye la responsabilidad del trabajo de cuidados a las familias y, a la postre, a las mujeres. Es un modelo “familista”, tradicional en los países mediterráneos, pero injusto y que no garantiza la igualdad.
Por eso, en las dos últimas décadas avanzamos con paso firme hacia un modelo de organización social de los cuidados, en el que la responsabilidad y el liderazgo corresponden al sector público. Y venimos reforzando los cuidados (sanitarios, educativos, sociales), definiendo y desplegando carteras de prestaciones y servicios cuyo acceso se reconoce por ley como un derecho subjetivo.